Geli propone limitar la bollería en las máquinas expendedoras

Sería conveniente que las máquinas que venden alimentos y están situadas en los institutos de bachillerato, en casals infantiles o en lugares frecuentados por adolescentes ofrecieran manzanas, frutos secos, zumos de zanahoria o leche natural, y que redujeran los pastelitos azucarados o rellenos de chocolate –lo que más se vende–, que son demasiado grasos y dulces. Estas recomendaciones figuran en la guía que la Conselleria de Salut ha pactado con las empresas que gestionan dichas máquinas, y con las asociaciones de padres de alumnos.
En las zonas frecuentadas por menores de 15 años, lo aconsejado es que no se instalen máquinas de comida o dulces, añadió la consellera Marina Geli en la presentación de la guía. Es el primer documento de este tipo que se elabora en España y su objetivo es reducir los índices de obesidad en la infancia y en la adolescencia. En España sufre obesidad un 14% de la población de 2 a 24 años, y un 12,4% de las personas de esa franja de edad tiene sobrepeso.
SE APRENDE EN FAMILIA
Aunque tanto la Generalitat como las asociaciones de padres coinciden en que el lugar fundamental para marcar hábitos alimenticios es el domicilio familiar, son conscientes de que los adolescentes son fieles clientes de las máquinas que venden refrescos de cola, Bollycao y Donut, los productos con más éxito en ese comercio.
«Las máquinas, al ser un autoservicio, aumentan el riesgo de que los menores abusen de comida muy calórica y poco nutritiva», indican. Las bebidas que deberían predominar en las máquinas expendedoras son, según esta propuesta, el agua, la leche, los yogures líquidos, los zumos naturales de fruta y hortalizas y los refrescos sin azúcar. Bastoncitos de pan, bocadillos, galletas integrales o de arroz y piezas de fruta, figuran entre los alimentos que convendría incluir en dichos aparatos.NEGOCIO RENTABLE

La Associació Catalana de Vending (ACV), que agrupa a las empresas del sector, ha suscrito las recomendaciones, pero no ocultan que el objetivo de su negocio es que sea rentable, y para lograrlo, dicen, debe responder a la demanda. «La forma de alimentarse de un adolescente depende más de la cultura que del contenido de las máquinas que venden comida», afirma Ramón Reñé, miembro de la ACV. «El sector no tiene inconveniente en potenciar los productos más saludables –añade–, pero, una máquina es como una cafetería y ha de tener de todo, desde patatas fritas hasta latas de refresco. Los padres han de vigilar qué comen sus hijos».
Las empresas de máquinas expendedoras solicitan que los proveedores de alimentos colaboren con esta iniciativa, y ajusten los precios de los productos más sanos que, por tener menor demanda, resultan más caros. «Poner una manzana en la máquina es menos rentable que una bolsa de magdalenas», aseguran.
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